España se atasca con el cannabis mientras Europa avanza en la regulación

Los colectivos de pacientes y usuarios recreativos se muestran “decepcionados” con el Gobierno, que está a punto de aprobar un programa terapéutico limitado y por el momento no contempla el uso recreativo mientras Alemania ya permite el consumo en la calle y el autocultivo

Suena Ska-P en la Puerta de Brandemburgo de Berlín y cientos de consumidores de cannabis celebran que Alemania ha legalizado el uso recreativo de la marihuana. Bajo ciertas circunstancias no exentas de contradicciones, cualquier adulto puede transportar, consumir e incluso plantar cannabis en casa en el país germano, locomotora europea.

Mientras varios de los países más avanzados del mundo (la propia Alemania, Canadá, EEUU, entre otros) debaten o aprueban el uso libre y adulto del cannabis, España se mueve una década por detrás: el Ministerio de Sanidad tramita estos días una ley de uso terapéutico muy limitada –dicen las diferentes organizaciones– que ni siquiera permite usar cogollos a los futuros pacientes y que restringe los posibles usos a medicamentos ya existentes en la mayoría de los casos y algunos aceites en contadas ocasiones.

“Alemania es un soplo de esperanza con una política de droga que pone en el centro a los usuarios y los descriminaliza”, conviene José Afuera, vocal de la Confederación de Federaciones de Asociaciones Cannábicas (Confac), “pero en España el Gobierno está haciendo dejación de funciones”. Afuera explica que el movimiento asociativo se mueve ya entre la decepción y la resignación ante la situación en nuestro país, de donde salió el modelo de clubes sociales de consumidores, auspiciado por Confac y que ahora se exporta a todo el mundo.

Superada la demonización que sufrió la planta –iniciada por EEUU y auspiciada por la ONU–, cada vez más países tienen algún tipo de programa de cannabis, sea medicinal, sea recreativo, o los dos. Pero no España, donde el PSOE, partido fundamental en esta cuestión ante el rechazo sin matices de la derecha y el apoyo casi incondicional de la izquierda, se ha negado hasta hace pocos meses a considerar siquiera la posibilidad de una regulación, basándose en que la ONU la consideraba una droga al mismo nivel que la heroína.

“Parece que las reticencias para la regulación [en España] no están basadas en hechos científicos ni en las resoluciones de la ONU, porque Alemania lo ha hecho”, reflexiona Afuera. Hugo Madera, portavoz del Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo del Cannabis (OECCC), lamenta que “España va con un retraso tremendo” y advierte sobre el modelo alemán del aviso a navegantes que supone en un análisis que también realiza Afuera: “Consagra que no va a haber una regulación comercial en un primer momento; la forma de empezar es regulando el autocultivo individual y colectivo. Las fórmulas comerciales tienen el problema de que, como son empresas y quieren ganar dinero, acaban introduciendo medidas para estimular el consumo”, advierte.

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España es hoy un país en el que se celebra Spannabis en Cornellá de Llobregat, que se anuncia como la mayor feria de cannabis a nivel internacional y donde la industria hace negocio, mientras a pocos kilómetros el Ayuntamiento de Barcelona emprende una cruzada contra los pequeños clubes de consumidores y anuncia que quiere cerrarlos todos. Un país donde se plantan hectáreas y hectáreas de cannabis si eres una gran empresa con licencia expedida por el Ministerio de Sanidad para exportar a terceros países (por ejemplo Alcaliber, de Juan Abelló), pero en el que el cultivo casero solo está amparado por un vacío legal y porque el domicilio propio es poco menos que inviolable. Un país que recetó Fentanilo –una droga más peligrosa que el cannabis, según la ONU– a pacientes de dolor hasta hacerlos adictos, pero que no les deja hacerse un té de marihuana o fumarse un porro.

Los distintos grupos civiles muestran “decepción” con el Gobierno. España es un referente en muchos aspectos relacionados con el cannabis, cuentan muchos de ellos, pero solo de puertas afuera. Confac explica que el modelo de clubes sociales de consumidores (CSC) creado aquí se exporta al mundo. “Nosotros hemos asesorado a Uruguay, al estado de Nueva York, Malta, Suiza, estamos ahora con Australia, Sudáfrica… Pero el Gobierno español no nos escucha”, critica la organización, que lamenta su ausencia en el Congreso cuando se debatió el cannabis medicinal.

Carola Pérez, del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM), más centrado en el uso terapéutico, recuerda siempre que algunos de los mejores investigadores del mundo de las propiedades del cannabis, como Manuel Guzmán o Cristina Sánchez, trabajan en universidades públicas del país.

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Del programa a la nada

El reparto de carteras del Gobierno de coalición dio cierta esperanza a algunos sectores cannábicos. Con el PSOE algo más abierto a algún tipo de regulación –apoyó la aprobación del programa medicinal en el Congreso, aunque luego también la paralizó–, el desembarco de Mónica García en Sanidad y de Pablo Bustinduy en Consumo apuntaba avances en el sector. A fin de cuentas, el partido llevaba la regulación íntegra del cannabis en su programa electoral para las pasadas elecciones.

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Pero el departamento de García retomó el programa medicinal conservador que heredó del PSOE y de la posibilidad de legalización ni se habla. La decepción entre los diferentes colectivos es grande. “Es una vergüenza” de propuesta, lamenta Pérez, del OECM, “y ni siquiera marca una hoja de ruta. Las hojas de ruta tienen plazos, hitos. Aquí no hay nada, hemos perdido dos años y medio”. Dos años y medio si se habla de esta iniciativa medicinal, casi siete si se toma como referencia la primera proposición de ley integral, registrada por Ciudadanos en 2017.

“El programa medicinal era necesario y está bien que se reconozca que el cannabis puede tener un uso medicinal, pero no es un gran avance. No hay ninguna diferencia entre lo que había antes (nada) y el reglamento que han hecho”, sostiene Afuera, de Confac. Madera, del OCCC, defiende que “lo que España pretende vender como un avance es un ensayo clínico en fase IV (la última), ni siquiera es un programa”.

FUENTE

6 insectos muy comunes que ayudarán a controlar plagas

En este artículo os hablaremos de una serie de insectos que nos pueden echar una mano a la hora de mantener el cultivo libre de plagas.

Es por ello que jamás se deben matar. Si encontramos alguno en nuestras plantas, posiblemente esté cazando. Y en todo caso a quien no le guste tenerlos en las plantas, siempre tiene la opción de alejarlo de buenos modos.

Mariquitas

Es uno de los insectos más adorables, perteneciente al orden de los coleópteros o comúnmente conocidos como escarabajos. Poseen unos típicos puntos de color negro sobre fondo rojo, amarillo, blanco o naranja, aunque los puntos también pueden ser blancos o rojos sobre fondo de otro color, siempre muy visibles y llamativos.

Existen aproximadamente unas 6000 especies de mariquitas.  Y en general, todas ellas se alimentan de otros insectos como pulgones, cochinillas, larvas de moscas y muchos otros considerados como plagas de la agricultura.

De hecho, su uso en el control de plagas se remonta a unos 2000 años atrás. Además, unas pocas, como la común mariquita amarilla o de veintidós puntos, se alimentan de hongos como mildiu, oídio…

La mariquita es uno de los elementos por excelencia del control biológico de plagas

Sus llamativos colores son un arma disuasoria para sus depredadores naturales como lagartos, pájaros o arañas. Algunas de hecho segregan una sustancia tóxica si se ven amenazadas por estos.

Una sola hembra de mariquita puede tener más de un millón de crías a lo largo de su vida. Y una mariquita desde su fase larvárea hasta su muerte, si se produce de manera natural, puede llegar a comer más de mil insectos en un solo verano.

Si encuentras alguna mariquita, con cuidado cógela y déjala en alguna de tus plantas. Si tiene alimento, permanecerá en ella.

Arañas

Todas las arañas son depredadoras y solitarias. La araña roja, una de las peores plagas a las que puede hacer frente un cultivador de cannabis, es en realidad un ácaro, así que no tienen nada que ver una con otra.

Las arañas no representan ningún peligro para las plantas, sea cual sea su tamaño o color. Grandes, medianas, pequeñas, verdes, blancas, rojas, amarillas y negras, negras, marrones… unas harán telarañas para capturar a sus presas, otras acechan y las cazan in fraganti.

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Pero en cualquier caso todas ellas inofensivas. Como mucho pueden llegar a estropear alguna hoja haciendo su guarida, pero nada grave a cambio de los cientos de insectos malignos que pueden llegar a atrapar y comer.

Crisopas

Las crisopas son unos pequeños insectos con alas del orden neuroptera y que rara vez superan los 2 cm de longitud.

Su cuerpo es de un color verde pálido, sus ojos son dorados o amarillo cobrizo, y sus alas transparentes están marcadas por una venación fácilmente visible.

La mayoría de especies de crisopas son de hábitos nocturnos, con muy pocas diurnas. Habitan zonas de gran vegetación y cultivos agrícolas. Es muy común verlas también en jardines.

Las hembras realizan puestas de huevos sobre los troncos de los árboles o sobre hojas. Cada huevo posee un pedúnculo o largo filamento por medio del cual queda adherido y que los protege de depredadores.

crisopa verde

La mayoría de especies adultas se alimentan de secreciones, con tan solo una minoría que son depredadores. Pero para las plagas, las realmente peligrosas son sus larvas.

Estas se alimentan con gran voracidad de prácticamente cualquier insecto considerado plaga, como pulgón, ácaros, larvas de mariposas…

Es un insecto muy común, también en ciudades. Pero resulta complicado convencerlas para que realicen sus puestas de huevos en nuestras plantas. Si lo hacen, las larvas en muy pocos días pueden terminar con la peor de las plagas, especialmente de pulgón.

Avispas

No es uno de los insectos que a cualquiera le guste tener cerca, pero lo cierto es que muchas de las especies de avispas más comunes son de gran ayuda en la agricultura.

Algunas son depredadoras de insectos como el pulgón, ácaros y hasta orugas. Otras, en cambio, son parasitoides, es decir, que la hembra de avispa deposita cada huevo en el interior de un insecto como pueden ser un pulgón o una oruga.

avispa parasotoide

En algunos casos el insecto queda paralizado. En otros, continúa alimentándose con el huevo en su interior. En cualquiera de los casos, cuando eclosiona el huevo, la larva de avispa mata y se come al insecto parasitado.

Mantis religiosa

La mantis es famosa porque la hembra se come al macho después de la cópula. Y tampoco tiene problemas en comerse a sus crías.

Es un insecto de un tamaño generalmente entre 6 y 8 cm, tórax largo, antenas delgadas, y dos grandes ojos compuestos y tres ojos simples pequeños entre ellos.

Sus patas delanteras las mantiene recogidas frente a la cabeza y cuentan con espinas con la que atrapar a sus presas. Su color puede variar del verde al pardo con diferentes matices dependiendo de dónde ha realizado su última muda. Por ejemplo, presenta un tono pardo si fue en paja seca, o un color verde si fue en hierba fresca.

insectos

La mantis religiosa es un depredador nato. Permanece inmóvil acechando a su presa. Su cabeza puede girar 180º, lo que le permite tener una visión periférica sin moverse.

En su dieta entran desde orugas, hasta saltamontes, mariposas o pulgones. En la cultura popular se considera equivocadamente a la mantis religiosa como un insecto peligroso y venenoso. Pero es totalmente inofensiva y beneficiosa.

En ocasiones, alguna se establece en una planta de marihuana y permanece en ella durante meses. Cuando esto sucede, lo mejor es dejarla tranquila.

Orius

Orius es un género de insectos pertenecientes a la familia Anthocoridae. Estos insectos son hemípteros heterópteros y suelen encontrarse en jardines y campos.

orius laevigatus depredador trips

Los adultos de Orius tienen una longitud que oscila entre 2 y 5 mm. Son depredadores y se alimentan principalmente de ácaros como la araña roja, trips o mosca blanca.

Aunque es un insecto que puede producir picaduras dolorosas en los humanos, estas no son venenosas. Algunas especies de Orius se crían comercialmente y se venden a agricultores en programas de control biológico de plagas.