Estos materiales se utilizan como complemente en las baterías de celulares, automóviles y ordenadores.
Un grupo de investigadoras del CONICET, la principal institución científica de Argentina, desarrolló un modelo de supercapacitador a base de residuos de cáñamo. Se trata de un almacenador de energía de alta potencia que se utiliza como complemento en las baterías de celulares, automóviles y computadoras. “Los materiales tienen adentro materiales que brindan energía porque entre ellos ocurre una reacción química. Es decir, los materiales se van degradando y en esa degradación de componentes se genera energía”, dijo Florencia Jerez, integrante del proyecto, en diálogo con el medio THC.
El desarrollo de las científicas argentinas es sumamente relevante porque, en el país, los capacitadores son prácticamente importados y se utilizan materiales que no suelen ser sostenibles para el medio ambiente. Por eso, es importante no solo porque se trata de un desarrollo nacional, sino también porque es una forma de reducir la contaminación en el planeta. “El foco no está en el ambiente sino en el rédito económico, que obviamente nosotros pensamos en eso, pero no era lo principal. Los resultados son buenos, inclusive mejores que los carbones activados comerciales importados, pero el interés ya no es el mismo. El impacto en Latinoamérica de crear algo así hubiese sido enorme”, dijo Jerez.
“En los supercapacitores, lo que hace el carbón activado es almacenar la energía en forma de carga adentro del material. En este almacenamiento físico hay un electrolito -una solución con iones- que cuando se le aplica una diferencia de potencial, se carga con iones que se meten en los agujeros del material -los carbones activados son muy porosos- y esto permite que las cargas extra de los iones cargados queden almacenados”, explicó la científica, quien trabajó con otros especialistas de la Universidad del Centro de la provincia de Buenos Aires (Unicen) e investigadoras de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).
Nueva York ha aprobado recientemente normas que permiten a los adultos poseer hasta 12 plantas de cannabis y cinco libras de marihuana por hogar. Esta medida marca un paso significativo en la legalización del cannabis en el estado.
El cannabis puede cultivarse en residencias propias o alquiladas, ya sea en una habitación, casa, apartamento, casa móvil, cooperativa u otros espacios residenciales. Los propietarios solo pueden negarse a alquilar o penalizar a un inquilino si corren el riesgo de perder beneficios federales, según los registros estatales. Las reglas permiten que las personas mayores de 21 años cultiven cannabis en casa, tanto en interiores como en exteriores.
Cómo empezar a cultivar marihuana
Las semillas de cannabis pueden comprarse en minoristas comerciales. Las plantas inmaduras pueden adquirirse en dispensarios con licencia de Nueva York, microempresas u otras entidades autorizadas por la Oficina de Gestión de Cannabis del estado.
Cuánta marihuana puedes cultivar
Los neoyorquinos pueden cultivar hasta seis plantas en sus hogares para uso personal: tres plantas maduras y tres inmaduras. También hay un máximo de doce plantas por hogar, seis maduras y seis inmaduras, aunque haya tres o más adultos mayores de 21 años en la residencia.
Qué está prohibido para el cultivo casero de marihuana
Las plantas de cannabis deben mantenerse en un lugar seguro y no accesible a personas menores de 21 años. Además, es ilegal hacer aceite de hachís o concentrados de cannabis usando sustancias como butano, propano o alcohol con cannabis casero, ya que en otros estados estos métodos han provocado incendios y explosiones.
Se deben tomar medidas razonables para evitar que el olor a cannabis se convierta en una molestia para los vecinos, como plantar lavanda en un jardín exterior o usar un filtro de carbono para el cultivo en interiores.
¿Puede tu comunidad prohibir el cultivo casero de marihuana en Nueva York?
No. Sin embargo, los municipios locales pueden promulgar y hacer cumplir regulaciones relacionadas con el cultivo casero de cannabis, siempre que no lo prohíban completamente.
Cómo cultivar cannabis de forma más segura
El cultivo de plantas de cannabis en interiores requiere mucha energía y puede sobrecargar los circuitos eléctricos y causar incendios. Se recomienda el uso de luces LED y consultar a un electricista sobre la configuración de cultivo. Mantén el área de cultivo limpia, sin aglomeraciones y bien ventilada.
Monitorear la calidad del aire interior es crucial. Controla el moho y los hongos reduciendo las fuentes de humedad y usando un deshumidificador, un monitor de humedad y ventiladores para asegurar una ventilación adecuada. El cannabis mohoso no es seguro para el consumo. Si cultivas al aire libre, limita el acceso no deseado o el robo instalando medidas que reduzcan la vista del público, como cercas u otras plantas altas y frondosas.
Además, se eliminarán las sanciones que tienen los atletas por haber consumido los derivados de la planta.
En los deportes universitarios de EEUU, el cannabis ya no será una sustancia prohibida. Así lo decidió esta semana la Asociación Nacional de Atletismo Universitario (NCAA), quien votó favorablemente la medida que había sido propuesta meses atrás por el Consejo de la División I del organismo ya que la marihuana no es una droga que mejora el rendimiento y que debe tratarse de la misma manera que el alcohol.
«El enfoque del Consejo está en políticas centradas en la salud y el bienestar de los estudiantes-atletas en lugar de castigar el consumo de cannabis», dijo Josh Whitman, presidente del Consejo de la División, en un comunicado de prensa tras anunciarse la eliminación del cannabis como sustancia prohibida entre los deportistas.
Esta reforma sucedió después que la NCAA aumentó el umbral de THC permitido para los atletas universitarios, en 2022, cuando el organismo deportivo se alineó con las reglas de la Agencia Mundial Antidopaje. Actualmente, el límite está puesto en el 0,2% como máximo del cannabinoide mencionado.
Además, el nuevo cambio ha modificado las políticas de pruebas antidopaje de la NCAA para campeonatos deportivos universitarios. De esta manera, se retirarán las sanciones sobre los atletas que fueron sancionados por un examen positivo de cannabis. «El programa de pruebas de drogas de la NCAA pretende centrarse en la integridad de la competencia, y los productos de cannabis no proporcionan una ventaja competitiva», dijo Whitman.
«Los cannabinoides se abordarán como otras drogas que no mejoran el rendimiento, como el alcohol. Los miembros de la NCAA se centrarán en estrategias de reducción de daños relacionados con el uso problemático de cannabis, centrándose en la salud de los estudiantes-atletas», aseguró Whitman.https://canamo.net/autores/redaccion
Si alguna vez has escuchado mitos sobre las adicciones que puede provocar el cannabis y sus productos, en este post te aclaramos que tan ciertos son.
El debate entre si la marihuana causa adicción o no ha sido una de las razones por las que hoy en día continúa la discusión sobre su legalización en distintas regiones del mundo. De hecho, quienes están completamente convencidos que esta planta tiene sustancias adictivas y que representa un riesgo argumentan que los mitos sobre su capacidad para generar dependencia son completamente ciertos.
Es por esta razón que en este artículo aclararemos algunos de los mitos sobre las adicciones generadas por la marihuana. Continúa leyendo para descubrir si es cierto que el cannabis es altamente adictivo o si no hay riesgo de adicción. También te decimos si los medicamentos cannábicos pueden crear una fuerte dependencia a los pacientes tratados con estos fármacos o si solo se trata de ideas erróneas.
¿Qué mitos sobre las adicciones que provoca el cannabis existen?
Su capacidad de adicción es nulo
Es una sustancia muy adictiva
La adicción entre adolescentes va en aumento
Quienes usan medicamentos cannábicos se volverán adictos
Mito: su capacidad de adicción es nulo
Este sin duda es uno de los mitos más comunes cuando se habla del cannabis y sus derivados. Sin embargo, como te compartimos en el artículo sobre la adicción a la marihuana, la respuesta está en un punto intermedio. Los llamados síntomas de adicción son parte del trastorno por consumo de esta planta.
La dependencia puede surgir con el consumo de sustancias de todo tipo, sobre todo cuando su uso es descontrolado y con demasiada frecuencia. En este sentido, la marihuana no es la excepción y los casos de trastornos por consumo (dependencia) son catalogados como casos de adicción.
De acuerdo con datos del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, se cree que entre el 7% y el 10% de las personas que alguna vez han consumido marihuana se vuelven adictas y que en uno de cada tres consumidores habituales puede generarse un trastorno por consumo de cannabis.
Mito: es una sustancia muy adictiva
Aunque con la pandemia el aumento de consumidores adolescentes de cannabis creció, en el comunicado de prensa más reciente del National Institute on Drug Abuse (NIDA) se informó que en 2023 las cifras se mantuvieron estables. En la encuesta realizada para obtener estos datos, se preguntó a alumnos de octavo a duodécimo grado sobre su patrón de consumo de cannabis en el último año.
El potencial de adicción de cualquier sustancia depende de sus propiedades y su intensidad. Así como de la rapidez con la que se manifiestan los efectos que produce y la rapidez con la que el cuerpo los elimina, lo que crea una necesidad por volver a consumir e incluso pone al consumidor en riesgo de sobredosis.
Pero con la planta de cannabis es distinto. Al consumir marihuana los efectos se eliminan lentamente, razón por la que el síndrome de abstinencia es menos intenso. De igual forma, el que los efectos desaparezcan gradualmente hace que los casos de sobredosis sean inexistentes. Los consumidores no tienen que fumar demasiado en una sola sesión para experimentar efectos duraderos.
Mito: la adicción entre adolescentes va en aumento
Aunque con la pandemia el aumento de consumidores adolescentes de cannabis creció, en el comunicado de prensa más reciente del National Institute on Drug Abuse (NIDA) se informó que en 2023 las cifras se mantuvieron estables. En la encuesta realizada para obtener estos datos, se preguntó a alumnos de octavo a duodécimo grado sobre sus hábitos de consumo de cannabis en el último año.
Sus respuestas demostraron que los alumnos de duodécimo grado (de 17 a 18 años) fueron quienes más consumieron esta planta con un porcentaje de 29%. Además, se les preguntó por su forma de consumo y de este porcentaje el 19.6% de los alumnos de duodécimo grado lo hizo vía vapor.
Algunos puntos importantes en relación con estos mitos sobre las adicciones a la marihuana son los motivos y el contexto de este sector de la población. Una investigación publicada por los Centros para el Control de Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) sugiere que los adolescentes que utilizan sustancias de cualquier tipo lo hacen para reducir la ansiedad y el estrés. Lo que explica el aumento de consumidores durante la pandemia.
Mito: quienes usan medicamentos cannábicos se volverán adictos
Es común que quienes están en contra de los medicamentos que en su fórmula incluyen cannabinoides argumenten que estos productos pueden causar una adicción. Sin embargo, cuando se incluyen en algún producto con fines médicos, estos cannabinoides se encuentran en una fórmula controlada y, por lo general, solo se utiliza cannabidiol (CBD).
Esta sustancia se ha mostrado que no es psicoactiva y que tampoco produce adicción. De hecho, puede jugar un papel regulador ante el tetrahidrocannabinol (THC), el cual se considera el principal compuesto psicoactivo de la planta de cannabis. De igual forma, algunas investigaciones han probado los posibles beneficios del CBD para el combate de las adicciones.
Quienes consumen medicamentos de origen cannábico no tienen que preocuparse por “volverse adictos” a estos fármacos. No obstante, las personas en tratamiento con cannabis siempre deben asegurarse de la autenticidad y legalidad de cualquiera de los productos que consumen. Así como seguir puntualmente las indicaciones médicas y suspender el uso de los fármacos si notan alguna reacción fuera de lo que se considera normal.
La serie de mitos sobre las adicciones que producen los productos de marihuana o el uso de la planta de cannabis muchas veces deriva de prejuicios sobre el consumo. Estos mitos no se basan en evidencia científica y tampoco consideran los estudios que se tienen para respaldarlos o descartarlos, así como sus posibles actualizaciones.
En La Marihuana trabajamos para tener la información actualizada que necesitas conocer sobre esta planta. Sigue nuestro contenido semanalmente para mantenerte al tanto de los últimos avances y estudios relacionados con tu planta favorita. Recuerda que tenemos guías que te pueden ayudar con tus cultivos de cannabis y sus distintas formas de consumo.
Las fuerzas de seguridad del país anfitrión pretenden reducir la violencia entre las facciones más violentas. Ya hubo batallas campales entre serbios, albaneses, ingleses, turcos y georgianos.
El viernes pasado empezó el torneo de fútbol a nivel naciones más importante del continente. La Eurocopa llevó hasta Alemania a miles de fanáticos de los 24 países clasificados calificados en las eliminatorias de la UEFA, los cuales muchos de ellos han protagonizado escenas violentas en las competiciones anteriores. Por eso, la policía local de los anfitriones ha decidido tomar cartas en el asunto para evitar que la situación se les escape de las manos: les recomendó a las aficiones que no beban alcohol y fumen cannabis.
“El consumo de alcohol puede hacer que la gente se vuelva agresiva, mientras fumar cannabis provoca un ambiente de relajación”, dijo un portavoz de la policía de Gelsenkirchen, donde es local el Shalke 04, ante la prensa durante la previa del encuentro entre Inglaterra y Serbia. El partido que los ingleses ganaron por un tanto contra cero sobre los balcánicos transcurrió con normalidad y unas 70 mil personas presenciaron el espectáculo. Pero no toda la afición pudo ingresar al estadio Veltins-Arena, pues varios de ellos fueron arrestados tras protagonizar una de las primeras escenas violentas del torneo deportivo. A pesar de las recomendaciones y advertencias del país anfitrión, las facciones más radicales de Serbia e Inglaterra protagonizaron una batalla campal en el casco urbano de la ciudad.
Según el informe policial, fueron detenidos siete personas de nacionalidad serbia. Una de ellas ha sido denunciada penalmente por lesiones. Además, se registraron varios destrozos en las tiendas de la zona.
El enfrentamiento entre los hinchas serbios e ingleses no fue el único que sucedió desde el inicio de la Eurocopa, el pasado viernes. Otro caso también lo protagonizaron los balcánicos, aunque esta vez con unos viejos rivales étnicos de su región: Albania. La última escena violenta la llevaron adelante aficiones de Turquía y Georgia, quienes se repartieron golpes de puño y se lanzaron objetos contundentes dentro del estadio donde disputaron su primer partido de la competición.
La manifestación sucedió mientras el Congreso debate un proyecto de ley para endurecer las penas por la posesión de las sustancias ilícitas.
El pasado domingo, miles de personas marcharon por las calles de Sao Paulo, en Brasil, para pedir la despenalización total del cannabis y que se regulen todos los usos de la planta. La protesta sucedió en un contexto donde el Congreso debate una propuesta para endurecer las penas de la posesión de cualquier tipo y cantidad de sustancia ilícita.
La concentración comenzó pasado el mediodía en la Avenida Paulista, una de las principales arterias de la capital de una de las ciudades del país sudamericano. Luego, se marchó hasta el Congreso Nacional de Brasil para pedirle a las autoridades legislativas no solo que cesen la avanzada prohibicionista, sino que se termine la guerra contra las drogas y se sancione una regulación que contemple no solo todos los usos del cannabis, sino también que se conceda el derecho al autocultivo y el cultivo asociado de la planta. En Brasil, ya existen más de 200 asociaciones que han recibido permisos judiciales para producir los derivados del cannabis para sus miembros.
Además, el país permite la importación de productos y su venta en farmacias, con el único requisito de una receta médica. Sin embargo, estos fármacos no son accesibles económicamente para la mayoría de la población y la mayoría de los profesionales de la salud que indican la terapia con la planta suelen ser privados.
“La marihuana está legalizada para algunas pocas personas como medicina en la farmacia. Al mismo tiempo sirve de excusa para el encarcelamiento, torturas y prisiones”, dijo el abogado y activista Michael Dantas, uno de los organizadores de la marcha brasileña de la marihuana, en diálogo con AFP.
La manifestación brasileña a favor del cannabis ha sucedido en un contexto político que, al menos, resulta delicado. El Congreso está debatiendo un proyecto que introduce en la Constitución el delito de posesión de drogas sin importar la cantidad de las mismas. De esta manera, no habría distinción penal entre un poderoso narcotraficante y un simple usuario. Human Rights Watch ha calificado la iniciativa como “un retroceso gravísimo”.
Crecer durante el periodo de legalización del cannabis recreativo en Colorado y California conformó mi visión del mundo sobre lo que significa fumar un porro. Yo solo fumo verde. Como en España lo verde se mezcla con el marrón del tabaco, a mis amigos les digo que eso no es un porro, que eso es un spliff. ¿Qué ha determinado esta opinión? Para poder responder a esta pregunta os guiaré hacia atrás en el tiempo para que crezcamos durante la legalización en Colorado, nos traslademos juntos a California y veamos la cultura cannábica actual de Salamanca y Barcelona a través de ojos estadounidenses.
Colorado
La primera vez que fumé fue en el cuarto de baño del sótano de mi amiga, pasándonos una pipa mientras la ducha estaba abierta y el extractor en marcha. El humo de la cazoleta se arremolinaba hacia arriba, mezclándose con el vapor justo antes de salir. Había oído de que algunas personas no sentían el efecto la primera vez y se sentían como mucho somnolientas. Cuando mis amigos decidieron poner comedias del 2012, fue extraño dormirse viendo a Jonah Hill fingir que estaba en el instituto y despertarme con Will Ferrell debatiendo durante una campaña política. Tenía los párpados tan caídos que no pude mantenerlos abiertos el tiempo suficiente para ver ninguna de las dos películas al completo. Esa noche dormí muy bien.
Este viaje con Mary Jane comenzó ahí, en Colorado, en el invierno del 2013, un año antes de la legalización de la marihuana recreativa. Yo tenía quince años durante este período transformador para la cultura del cannabis en Estados Unidos. Mis siguientes experiencias con la hierba llegaron ese mismo verano, cuando unos amigos se sacaron el carné de conducir. Me recogían y pasábamos el rato en los parques de la ciudad, y en algunas ocasiones traían un gramo. No me gustaba fumar, así que no lo buscaba. Le pegaba una calada si me pasaban la cazoleta, pero no le daba importancia. Tampoco me impresionó el kit; me parecía poco práctico llevar cogollos, un grinder y una pipa todo el tiempo.
Entonces yo también alcancé la máxima libertad americana a los dieciséis años: me saqué el carné de conducir y mis padres me compraron un coche. Siempre cumplí con mis obligaciones académicas y deportivas normales, así que fuera de esas horas podía hacer lo que quisiera: Estados Unidos es la tierra de la libertad, ¿no?
Durante el año académico 2013-14, en medio de la legalización de la marihuana recreativa, exploré varios métodos para fumar, incluyendo pipas, bongs, narguiles, el Volcano y dab rigs. Cuando compré mi primera pipa, era otra “chica universitaria de aspecto joven” en el fumadero The Fitter de Boulder. La Universidad de Colorado en Boulder es una de las universidades más fiesteras de Estados Unidos, así que no era raro ver a jóvenes comprando pipas, por ejemplo, en The Fitter, la tienda de parafernalia cannábica más señera del lugar. En aquellos años surgieron salones de narguile en los suburbios, pero fumar shisha de tabaco me daban ganas de desmayarme, y, en cualquier caso, todas las normas sociales me decían que no fumara tabaco. En esa época, tuve además una experiencia negativa bebiendo en una fiesta del instituto. Estas malas experiencias con el tabaco y el alcohol, en combinación con mi curiosidad por la emergente cultura legal del cannabis en Colorado, me animaron a seguir experimentando con diferentes formas de consumir hierba: el Volcano, dabs, y más tarde con los comestibles. De esta forma, nunca estuve expuesta a las mezclas de tabaco y hierba, así que nunca se me ocurrió fumar otra cosa que no fuera verde.
Dándole al dab
Con dieciséis años era una ingenua: darle al Volcano y tomar un dab son dos formas de fumar que deberían reservarse a los fumadores avanzados. Aprendí que cuando se consume correctamente el Volcano no tiene que golpear tan fuerte. Pero el dab, bueno, no estaba preparada para lo que se me vino encima.
«El número de dispensarios era interminable. Algunos con woo girls de uñas acrílicas en forma de ataúd que te daban la bienvenida. Otros eran más precarios, solo accesibles subiendo por unas escaleras en un rincón del fondo de un aparcamiento»
Era la primera vez que fumaba cera en el garaje de un amigo. La verdadera fiesta era una manzana más abajo, así que me pareció conveniente pasarme, fumar y luego ir a la fiesta. Prendieron fuego a la cazoleta, introdujeron la cera y la hicieron girar. Empecé a sentir un cosquilleo en el cuerpo, pero nada fuera de lo normal, así que me dirigí a la casa de la fiesta. Apenas había cruzado la puerta cuando tuve que utilizar el antebrazo derecho para equilibrar mi peso contra la pared y pedirle a un amigo que me ayudara a subir al sofá. Durante toda la velada estuve en el sofá nadando en el universo de mi mente.
Como consumidora menor de edad no sentí los efectos de la legalización de la venta de marihuana recreativa con licencia estatal hasta enero del 2014. El acceso aumentó, pero no como si todos los cultivadores clandestinos hubieran decidido abrir su propia tienda. Había que pagar tasas de licencia, impuestos adicionales de cumplimiento normativo, alquiler de locales comerciales, medidas de seguridad específicas y costes de personal, así que un amigo cultivaba en su sótano y nos invitaba a su casa para reuniones “triposas”. Su madre me recibió en la puerta y me dirigió amablemente hacia las escaleras para que bajase. Fue entonces cuando planeé comprar mi primera onza (28 g), ¡a tiempo para la Prom!: es la fiesta de graduación, un evento importantísimo para los estudiantes de secundaria, como se ve en tantas comedias americanas. Pagué unos setenta dólares por mi primera onza. Si hubiera tenido veintiún años todo habría sido legal y mucho más caro en una tienda, entre doscientos y cuatrocientos dólares la onza (con esto no es que esté justificando el mercado ilegal…).
Así que, entre todas las variantes de fumar que probé, siempre volvía al cogollo en pipa. El ritual era hermoso y natural. Mi pipa no era especial. Socialmente era guay mostrar tu personalidad a través de la pipa, el bong o el dispositivo de dab que elegías, pero yo estaba tan nerviosa al comprarla que mi personalidad se apagó. Eso no me impidió fumar en lugares increíbles de la naturaleza de Colorado. Buscábamos las mejores vistas y discreción: desde las gradas de los campos de béisbol hasta los parques en las colinas, pasando por conducir una hora por Denver para ir a Lookout Point en Golden o a un mirador en las montañas sobre Boulder. Comprábamos pizza en Cosmo’s, en Baseline Road, cuando Beau Jo’s era demasiado caro, y más tarde galletas en Boulder Baked, que solía estar cerca de Pearl Street. A veces íbamos al Voodoo Donuts en East Colfax, en Denver. Pero, sobre todo, pasábamos el rato en Boulder. Los mayores de veintiún años podían fumar y nadar en Boulder Creek y luego tomar una cerveza artesanal de cáñamo en el mercado de agricultores.
Del 2014 al 2015 nada cambió excepto que compré mi primera pipa con personalidad en Chiang Mai, Tailandia, durante un viaje de voluntariado. Aunque todos los tipos de hierba y productos relacionados como bongs de agua y vapes eran ilegales, la compra-venta de pipas de cristal parecía instalarse en una zona gris. Mientras teníamos tiempo libre en el mercado nocturno de los domingos, me acerqué al hombre que soplaba pipas a mano. Mi nueva pipa era intrincada, delicada y única. La atesoré durante todo el verano del 2015, pasándola entre amigos mientras observábamos las estrellas en el mirador sobre Boulder.
California
Cuando me mudé a California para estudiar, la marihuana medicinal era legal desde 1996, pero el uso recreativo estaba prohibido. Aquí era inevitable que mi matrícula de Colorado llamara la atención. Un día que conducía del campus al trabajo, me tocaron el claxon en un semáforo y me hicieron señas para que bajara la ventanilla. Un grupo de chicos me dieron shakas y me dijeron que qué guay que yo fuera de Colorado y que esperaban que California legalizara pronto. Entonces utilicé Colorado como tema de conversación, lo que me abrió las puertas a probar nuevos productos de cannabis. Fue entonces cuando me uní a una hermandad de chicas (asociaciones de estudiantes propias de los campus universitarios) y aprendí mucho sobre la cultura de la hierba en California.
A los dieciocho años en California, en aquel año 2015, era legal poseer una tarjeta de marihuana medicinal. Eso es lo que hacían algunos de mis amigos; compraban cogollos y fumaban en pipas o bongs. Una chica de la hermandad, sin embargo, usó la tarjeta para comprar comestibles y cremas cannábicas. Los comestibles de 10 mg estaban bien etiquetados y fabricados en gran cantidad. Aunque tengo un bonito recuerdo pasando las tardes colocada en mi dormitorio comiendo chipotle y viendo The Office, los comestibles sabían como si te estuvieras comiendo el propio cogollo en lugar de una galleta. Esto me enseñó directamente a tomar la dosis adecuada. Al principio, no podía comer físicamente más de un cuarto del comestible: ¡sabía tan mal! Empecé entonces con una dosis de unos 2,5 mg, y luego subí a 5 mg. Sentía los efectos, sensaciones corporales de hormigueo, incluso pérdida de sensibilidad en las extremidades si no las movía durante un rato, una especie de estado meditativo mental y, sobre todo, estaba cachonda. No hacía falta más. Luego probé mi primer porro en una fiesta de fraternidad (fiestas organizadas por hermandades de chicos estudiantes). No me gustó. Me recordaba demasiado a los cigarrillos y no me colocaba tanto como cuando fumaba en pipa.
De mi primer dispensario a Joshua Tree
Desde el 2016 hasta el verano del 2018 pasó de todo y no pasó nada en relación con la industria californiana. Los californianos votaron a favor de legalizar el cannabis de forma recreativa en noviembre del 2016, pero tuvimos que esperar hasta el 1 de enero de 2018 para comprar legalmente, algo parecido a lo que pasó cuando legalizaron en Colorado. Yo tenía todavía veinte años, así que no podía ir a un dispensario por mi cuenta. Pero ese verano del 2018 cumplí veintiuno: hice grandes cambios en mi vida y fui a un dispensario para hacerme un regalo a mí misma. Fue una suerte y un privilegio cumplir la mayoría de edad el mismo año en que California legalizó la hierba.
El número de dispensarios era interminable, pero entre ellos había diferencias en relación con la calidad, la selección y el precio. Algunos dispensarios de California tenían licencia para vender marihuana medicinal, mientras que otros se habían pasado a la recreativa. Los dispos te hacían firmar un papel indicando que tu consumo era médico antes de permitirte entrar. Los universitarios flipaban porque creían que firmar podía arruinar su carrera profesional. Pero si uno estaba cerrado otro estaba abierto. Algunos estaban siempre rodeados de coches de policía, obviamente, controlados por una mafia, con woo girls de uñas acrílicas en forma de ataúd que te daban la bienvenida al entrar. Otros eran más precarios, pero agradables al entrar, solo accesibles subiendo por unas escaleras en un rincón del fondo de un aparcamiento. Otros tenían escaparates de cristal del suelo al techo, visibles desde la autopista.
Todos ofrecían un pre-roll o dab gratis con cada compra. Allí podías encontrar una selección de flores de bottom to top shelf, de lo más barato a lo más caro. Y, también, porros preenrollados con kief, cera y resinas, vapeadores con cartuchos intercambiables, sabrosas galletas, brownies, limonadas y gominolas. Los comestibles debían respetar un límite máximo de 10 mg de THC por porción, según las leyes recreativas de la época, pero había algunas marcas que afirmaban que cada gominola contenía 30 mg de THC. Tenías que dividir cada gominola en al menos cuatro trozos. Los productos poco a poco se fueron regulando.
Una de nuestras actividades favoritas era tomarnos un chupito de limonada de THC y conducir hasta el In-N-Out con las ventanillas bajadas y la música a todo volumen. Yo pedía un grilled cheese, patatas fritas y un batido de chocolate. A mis amigos también les gustaba Raising Canes, pero yo era vegetariana, así que Taco Bell siempre era una buen elección para todos. Jugábamos a Mario Kart en mi Nintendo GameCube y a Cartas contra la Humanidad en los kickbacks. Los fines de semana íbamos en coche a San Diego, a Malibú o mucho más al norte. Conducíamos hasta el desierto y nos fumábamos un porro entre los árboles de Josué.
Vaporizadores asesinos
Empecé a probar los vaporizadores de THC a principios del 2019. Stiizy era la marca líder, pero había cientos de vaporizadores sin marca en venta, con cualquier sabor stoner que se te ocurriera. Eran discretos, desechables, rentables y te colocaban. Pensaba que eran seguros porque los comestibles se regularon con mucho cuidado mediante un proceso de pruebas en tres fases. No creía que mi vaporizador de THC fuera inseguro. Estaba a la venta en un dispensario legal. Pero enfermé gravemente en mayo del 2019. Tenía muchos síntomas de neumonía, pero no podía permitirme ir a urgencias. De alguna manera me recuperé. Y en dos semanas leí estupefacta las noticias de las muertes en todos los medios de comunicación: los vapes de THC de imitación, como el mío, estaban usando acetato de vitamina E, que provocaba lo que llamaban un pulmón de pop corn. Yo podría haber sido fácilmente uno de los jóvenes que murieron esa semana. Al principio, los medios de comunicación acusaron erróneamente a los vapeadores de nicotina como Juul de ser los culpables; vapear THC era de novatos. Tiré mi vape y convencí a mis amigos para que hicieran lo mismo. Durante un mes, mis cuerdas vocales estuvieron jodidas. No merece la pena perder la vida en beneficios de la gente que juega con nuestra salud. Así que volví a fumar en pipa y a tomar comestibles.
Volver atrás en Salamanca
Me mudé a Salamanca en otoño del 2019 sabiendo que sería más difícil conseguir hierba. Está despenalizado desde mediados de los años setenta, y existen asociaciones, pero en una zona gris. Para mí fue como retroceder en el tiempo.
Cuando llegué conocía a cero personas y sabía tres frases en español, así que tenía pocas esperanzas de encontrar a alguien que confiara en mí para invitarme a su asociación. Saboreaba mis gominolas de 30 mg que guardaba en mi mesilla de noche en un bote de vitaminas. Después de las cervezas con mi cohorte en St. Patricks, me tomaba un cuarto de la gominola y daba un paseo por el Puente Romano y me maravillaba con el reflejo de la Catedral en la orilla del río Tormes. Al cabo de un mes, un amigo encontró un camello, así que yo también lo tenía. Luego me hice socia de mi primera asociación en España.
Salamanca como ciudad es muy bonita, no es difícil asombrarse de sus maravillas sobria, así que imagínese colocada. Hacer un tour por la antigua universidad, dar un paseo por el casco antiguo o a lo largo del río hacia el Parque de los Jesuitas, y luego comer una hamburguesa gorda con patatas fritas en El Yunque. Si hace buen tiempo, nos llevaremos una manta a la orilla del río y haremos un pícnic con los amigos. La Policía no se anda con chiquitas si te pilla fumando o portando en público, de día o de noche. Es una lección que muchos han tenido que aprender: fumar en una asociación es la opción más segura.
En Salamanca aprendí qué es un clipper, cómo se lía un porro y que no todo el mundo define los porros de la misma manera. No podía fumarme los porros que me pasaban mis amigos españoles: estaban liados con tabaco; eso para mí no es un porro, es un spliff. Justo cuando empezaba a entender hasta qué punto el tabaco está metido en la cultura de la hierba en España, mi estancia en Salamanca llegó a su fin al suspenderse las clases el 12 de marzo de 2020. ¡Había llegado el COVID!
Una pausa en Nuevo México
Diez días después estaba en Albuquerque (Nuevo México), quedándome con mis padres en su nueva casa. Estaba de nuevo en un estado donde era legal la marihuana medicinal pero no la recreativa. Pero en el 2019, Nuevo México había reducido las penas por posesión de hasta 14 g de un delito penal a un delito menor. Así que compré de la variedad Gorilla Glue en un barrio de las afueras y no me faltó buen humo para llevar a mis pulmones.
Desde el 1 de abril de 2022 puedes comprar cannabis legalmente para uso recreativo en Nuevo México. Si vas allí y te da por colocarte, ve a dar un paseo cerca de las montañas Sandia, a lo largo del Río Grande o en el desierto. Luego ve a Taco Cabana; es como Taco Bell pero casero.
No duré mucho en Nuevo México, porque mi vida profesional estaba en California. En el 2021 era adicta al surf y desempeñaba el papel de surfista-stoner. Todavía estábamos en medio de una pandemia, así que los dispensarios no estaban en pleno funcionamiento. Así empezó mi relación con WeedMaps, un servicio de entrega de hierba de alta calidad a la carta. Nos fumábamos un porro después de una sesión de surf en la playa junto a una hoguera o una pipa en nuestro patio por las tardes mientras leíamos un libro.
La vuelta a España
El día de mi llegada a Salamanca en otoño del 2021, un amigo me presentó a otra asociación de la ciudad. Mi kit cambió de un grinder y una pipa a un grinder, papel de liar, filtros y una maquinilla del Grow Shop Ananda. Cada vez que rechazaba un porro de un amigo tenía que explicarle: “yo no fumo tabaco”. Solo liaba verde para ellos y se lo pasaba. Me decían: “Es muy fuerte, me gusta más con tabaco”. Yo respondía: “Se supone que es así”. Luego me fijaba en que, cuando se acababa la fiesta, no estaban fumando un porro, estaban fumando cigarrillos. Este fue el comienzo de mi viaje para entender la adicción.
Desde el 2022 vivo en Barcelona, una ciudad conocida por su cultura cannábica. Similar a los dispensarios en California, Barcelona tiene un sinfín de clubes a los que unirse: desde los más turísticos hasta los más exclusivos, no importa el club, siempre encontraremols variedades californianas con precios por gramo que van desde los seis euros en los clubes más de barrio hasta los veinticinco en los más turísticos. El rango principal está entre ocho y catorce euros el gramo, a la par con los precios de Estados Unidos.
En Barcelona se fuma en la calle, en los parques y en las discotecas. Incluso con las recientes medidas represivas, aquí hay una sensación de libertad, especialmente, en comparación con Salamanca. ¿No estaba todo el mundo colocado en Spannabis? Pero mientras mis amigos españoles fuman porros de hachís o spliffs, yo llevo un porro solo verde y fumo una pipa fuera de la vista del público. Me encanta ir en bici a la playa y comerme un bocadillo en Compa. Lady Dumpling, La Real Hamburguesería y Local 225 también son triunfos, y ver la puesta de sol desde el Parque del Turó del Putxet, los Bunkers o Montjuïc te alegra el día. También me gusta ir colocada, por todo lo alto, a un museo de arte y disfrutar, sobre todo porque cada primer domingo de mes muchos museos son gratuitos. La mejor experiencia de colocón para mí siempre ha sido estar en la naturaleza, y Barcelona está rodeada de ella.
Espero que España legalice, en primer lugar, porque echo de menos mis comestibles californianos estandarizados, y, en segundo lugar, he visto cómo el tabaco ha impregnado la cultura cannábica aquí y creo que hay algo especial en consumir solo cannabis. Y, por último, creo que a muchos más españoles les encantaría probar un dab.
ESTE CONTENIDO SE PUBLICÓ ORIGINALMENTE EN LA REVISTA CÁÑAMO #317
Si alguna vez has escuchado mitos sobre las adicciones que puede provocar el cannabis y sus productos, en este post te aclaramos que tan ciertos son.
El debate entre si la marihuana causa adicción o no ha sido una de las razones por las que hoy en día continúa la discusión sobre su legalización en distintas regiones del mundo. De hecho, quienes están completamente convencidos que esta planta tiene sustancias adictivas y que representa un riesgo argumentan que los mitos sobre su capacidad para generar dependencia son completamente ciertos.
Es por esta razón que en este artículo aclararemos algunos de los mitos sobre las adicciones generadas por la marihuana. Continúa leyendo para descubrir si es cierto que el cannabis es altamente adictivo o si no hay riesgo de adicción. También te decimos si los medicamentos cannábicos pueden crear una fuerte dependencia a los pacientes tratados con estos fármacos o si solo se trata de ideas erróneas.
¿Qué mitos sobre las adicciones que provoca el cannabis existen?
Su capacidad de adicción es nulo
Es una sustancia muy adictiva
La adicción entre adolescentes va en aumento
Quienes usan medicamentos cannábicos se volverán adictos
Mito: su capacidad de adicción es nulo
Este sin duda es uno de los mitos más comunes cuando se habla del cannabis y sus derivados. Sin embargo, como te compartimos en el artículo sobre la adicción a la marihuana, la respuesta está en un punto intermedio. Los llamados síntomas de adicción son parte del trastorno por consumo de esta planta.
La dependencia puede surgir con el consumo de sustancias de todo tipo, sobre todo cuando su uso es descontrolado y con demasiada frecuencia. En este sentido, la marihuana no es la excepción y los casos de trastornos por consumo (dependencia) son catalogados como casos de adicción.
De acuerdo con datos del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, se cree que entre el 7% y el 10% de las personas que alguna vez han consumido marihuana se vuelven adictas y que en uno de cada tres consumidores habituales puede generarse un trastorno por consumo de cannabis.
Mito: es una sustancia muy adictiva
Aunque con la pandemia el aumento de consumidores adolescentes de cannabis creció, en el comunicado de prensa más reciente del National Institute on Drug Abuse (NIDA) se informó que en 2023 las cifras se mantuvieron estables. En la encuesta realizada para obtener estos datos, se preguntó a alumnos de octavo a duodécimo grado sobre su patrón de consumo de cannabis en el último año.
El potencial de adicción de cualquier sustancia depende de sus propiedades y su intensidad. Así como de la rapidez con la que se manifiestan los efectos que produce y la rapidez con la que el cuerpo los elimina, lo que crea una necesidad por volver a consumir e incluso pone al consumidor en riesgo de sobredosis.
Pero con la planta de cannabis es distinto. Al consumir marihuana los efectos se eliminan lentamente, razón por la que el síndrome de abstinencia es menos intenso. De igual forma, el que los efectos desaparezcan gradualmente hace que los casos de sobredosis sean inexistentes. Los consumidores no tienen que fumar demasiado en una sola sesión para experimentar efectos duraderos.
Mito: la adicción entre adolescentes va en aumento
Aunque con la pandemia el aumento de consumidores adolescentes de cannabis creció, en el comunicado de prensa más reciente del National Institute on Drug Abuse (NIDA) se informó que en 2023 las cifras se mantuvieron estables. En la encuesta realizada para obtener estos datos, se preguntó a alumnos de octavo a duodécimo grado sobre sus hábitos de consumo de cannabis en el último año.
Sus respuestas demostraron que los alumnos de duodécimo grado (de 17 a 18 años) fueron quienes más consumieron esta planta con un porcentaje de 29%. Además, se les preguntó por su forma de consumo y de este porcentaje el 19.6% de los alumnos de duodécimo grado lo hizo vía vapor.
Algunos puntos importantes en relación con estos mitos sobre las adicciones a la marihuana son los motivos y el contexto de este sector de la población. Una investigación publicada por los Centros para el Control de Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) sugiere que los adolescentes que utilizan sustancias de cualquier tipo lo hacen para reducir la ansiedad y el estrés. Lo que explica el aumento de consumidores durante la pandemia.
Mito: quienes usan medicamentos cannábicos se volverán adictos
Es común que quienes están en contra de los medicamentos que en su fórmula incluyen cannabinoides argumenten que estos productos pueden causar una adicción. Sin embargo, cuando se incluyen en algún producto con fines médicos, estos cannabinoides se encuentran en una fórmula controlada y, por lo general, solo se utiliza cannabidiol (CBD).
Esta sustancia se ha mostrado que no es psicoactiva y que tampoco produce adicción. De hecho, puede jugar un papel regulador ante el tetrahidrocannabinol (THC), el cual se considera el principal compuesto psicoactivo de la planta de cannabis. De igual forma, algunas investigaciones han probado los posibles beneficios del CBD para el combate de las adicciones.
Quienes consumen medicamentos de origen cannábico no tienen que preocuparse por “volverse adictos” a estos fármacos. No obstante, las personas en tratamiento con cannabis siempre deben asegurarse de la autenticidad y legalidad de cualquiera de los productos que consumen. Así como seguir puntualmente las indicaciones médicas y suspender el uso de los fármacos si notan alguna reacción fuera de lo que se considera normal.
La serie de mitos sobre las adicciones que producen los productos de marihuana o el uso de la planta de cannabis muchas veces deriva de prejuicios sobre el consumo. Estos mitos no se basan en evidencia científica y tampoco consideran los estudios que se tienen para respaldarlos o descartarlos, así como sus posibles actualizaciones.
Incertidumbre y regulaciones poco claras retrasan el crecimiento de asociaciones de cultivo en todo el país
Tras la legalización del cannabis en Alemania, surgieron numerosos clubes dedicados al cultivo conjunto de marihuana. Sin embargo, el sistema burocrático ha obstaculizado su crecimiento.
Incertidumbre y falta de planificación complican la situación
A partir del 1 de julio, los clubes sociales de cannabis podrían comenzar teóricamente a cultivar para distribuir entre sus miembros, pero muchos no podrán hacerlo debido a regulaciones poco claras de los estados federales. Jana Halbreiter, presidenta del CAD, menciona: “No he visto ningún club que esté construyendo invernaderos o estructuras similares”. Actualmente, hay más de cien clubes en el país.
Según Halbreiter, la falta de seguridad en la planificación es un gran problema. Los estados federales aún no han establecido regulaciones claras de licencias ni han designado la autoridad responsable en la mayoría de los casos. “La autoridad tendrá tres meses para aprobar o rechazar la solicitud, lo que podría causar más retrasos si se utiliza el tiempo completo”. Además, no está claro cómo debería ser el trabajo de prevención de los clubes.
Esta incertidumbre impide que la mayoría de los clubes inviertan grandes sumas de dinero. “No tiene sentido apresurarse si no sabes hacia dónde vas”, afirma Halbreiter, sugiriendo no firmar contratos de alquiler para instalaciones de producción. “Después del entusiasmo inicial en abril de 2023, las condiciones legales rápidamente enfriaron la euforia”. Las diferencias entre los estados federales dificultan prever cuántos clubes comenzarán a cultivar este año.
El Club Social de Berlín planea comenzar en octubre
Torsten Dietrich, del Berlin Cannabis Social Club, espera distribuir la primera marihuana a los miembros a principios del próximo año. Aunque es optimista, el tiempo se agota. Inicialmente, el club planeaba construir un invernadero y había elegido un terreno con contratos de alquiler previstos para ser firmados. La licencia para la asociación de cultivo debería haberse solicitado el 1 de julio. “Pensé que podríamos lograrlo”, comenta Dietrich. Sin embargo, incluso en Berlín, sigue siendo incierto qué autoridad será responsable. Algunos miembros han abandonado debido a los retrasos, pero Dietrich aún espera comenzar el cultivo en octubre.
El Departamento de Salud de Berlín informó a la Agencia de Prensa Alemana que están “trabajando intensamente” en crear una regulación competente. “Hay mucha presión para implementar las reglas de las asociaciones de cultivo”, señaló un portavoz.
¿Conducir con marihuana en el organismo es peligroso? Descubre las consecuencias de manejar marihuano y cuánto tiempo después de consumir cannabis es prudente manejar.
A pesar de la legalización de la marihuana en varios países y estados, conducir con marihuana o bajo los efectos de la droga sigue siendo ilegal y puede suponer graves riesgos tanto para el conductor como para los demás en la carretera. Además, hay muchas personas que después de fumar cannabis no saben cuando conducir, es decir, cuando no darían positivo en un control de sustancias.
Por ello profundizaremos en los peligros de manejar marihuano y exploraremos cuanto tiempo es el necesario para que tu organismo pueda eliminar el THC; o para que este se sitúe por debajo del límite permitido. ¡Infórmate y sé responsable para garantizar tu seguridad víal y la de los demás!
¿Cuáles son los peligros de manejar marihuano?
Deterioro de la coordinación y del tiempo de reacción
Disminución de la concentración y la atención
Percepción alterada del tiempo y el espacio
Deterioro en la toma de decisiones
Aumento del riesgo de accidentes:
Deterioro de la coordinación y del tiempo de reacción
Manejar marihuano puede alterar la coordinación, las habilidades motoras y el tiempo de reacción porque afecta a la función cerebral, concretamente a las partes del cerebro que controlan el movimiento. Cuando alguien está bajo los efectos del consumo de marihuana, su capacidad para tomar decisiones rápidas, reaccionar ante situaciones cambiantes y coordinar sus movimientos puede verse significativamente afectada.
Esto aumenta la probabilidad de accidentes al volante y poner en peligro tanto al conductor como a los demás. Además, la marihuana también puede afectar a la percepción y el juicio, contribuyendo aún más a los peligros de una conducción deficiente.
Disminución de la concentración y la atención
El consumir y conducir con marihuana en el organismo puede afectar la capacidad del conductor para concentrarse en la carretera y prestar atención a los detalles importantes mientras conduce.
Por ejemplo, cambiar de carril, detenerse oportunamente, encender las direccionales, tomar el camino adecuado, respetar los límites de velocidad, etc. Lo que lleva a posibles distracciones y errores que pueden provocar fatales accidentes.
Percepción alterada del tiempo y el espacio
Fumar marihuana y conducir después, puede alterar la percepción del tiempo y el espacio debido al compuesto psicoactivo THC (tetrahidrocannabinol) que contiene la planta. El THC afecta a los receptores cannabinoides del cerebro, que intervienen en la regulación de la percepción, la memoria y otras funciones cognitivas.
Esto puede provocar distorsiones en la percepción del tiempo, haciendo que parezca que pasa más lento o rápidamente de lo habitual. Del mismo modo, el estado alterado de conciencia inducido por la marihuana también puede afectar a la conciencia espacial, haciendo que los objetos parezcan estar más cerca o más lejos de lo que realmente están y así provocar choques.
Deterioro en la toma de decisiones
Otro aspecto importante de conducir con marihuana en el organismo es que afecta la capacidad del cerebro para procesar información y tomar decisiones al alterar el funcionamiento de los neurotransmisores cerebrales. El THC, se une a los receptores cerebrales responsables de regular las funciones cognitivas.
Esto puede afectar al juicio, a la capacidad de tomar decisiones y pensar con claridad. También puede afectar a la memoria y la concentración, influyendo aún más en la toma de decisiones. Además, la marihuana puede afectar a la coordinación y al tiempo de reacción, lo que dificulta pensar y actuar de forma rápida y adecuada.
Aumento del riesgo de accidentes
De acuerdo a un estudio de la CNN, conducir drogado, puede ser más peligroso que conducir en estado de ebriedad. Y es que los accidentes de tránsito que se registraron relacionados con la marihuana y que necesitaron algún tipo de tratamiento en emergencias aumentaron un 475% entre el año 2010 y 2021.
¿Cuáles son las consecuencias legales de conducir bajo los efectos de la marihuana?
Suspensión de la licencia. Conducir bajo los efectos de la marihuana puede suponer la suspensión del carnet de conducir durante un tiempo determinado. Para cuestiones relacionadas con delitos de droga, puede ser un aproximado de 180 días hasta 1 año.
Multas. Puedes enfrentarte a multas de $2,000, $4,000 o $10,000 USD si las autoridades competentes descubren que estás conduciendo con marihuana en tu organismo.
Cárcel. Dependiendo de la gravedad de la ofensa y cualquier condena previa, podrías enfrentar un tiempo potencial en la cárcel. El tiempo de cárcel podría de primera ofensa es de hasta 180 días tras la condena, más 3 días obligatorios. Para segunda ofensa de 1 mes a 1 año de cárcel tras la condena y para tercera ofensa de 2 a 10 años de prisión.
Libertad condicional. Puedes ser puesto en libertad condicional, lo que podría requerir pruebas regulares de drogas y otras restricciones.
Clases obligatorias de DUI. El DUI es una ley en Estados Unidos, para las personas que conducen bajo diversas sustancias ilegales. Al manejar marihuano podrías perder tu licencia, por lo que tendrías que cubrir un aproximado de 20 horas de escuela DUI para recuperarla.
Aumento de las tarifas del seguro. Una condena por DUI puede conducir a tasas de seguro de auto significativamente más altas. Por lo que esto podría ser difícil al momento de contratar o renovar tu seguro de auto.
Antecedentes penales. Una condena por DUI resultará en un expediente criminal permanente, que puede tener consecuencias a largo plazo para futuras oportunidades de empleo y otros aspectos de tu vida.
¿Cuál es la diferencia entre fumar cannabis o marihuana y beber alcohol a la hora de conducir?
Alcohol
Cannabis
Altera el juicio y la toma de decisiones.
Altera el tiempo de reacción, la coordinación, el juicio y toma de decisiones.
Ambas sustancias pueden afectar a la atención y la concentración.
Puede causar sueño o un estado de inconsciencia.
Causa paranoia y ansiedad.
Permite evaluar con precisión el nivel de alcohol en la sangre según la cantidad consumida, el tipo de alcohol y el peso de cada persona.
La cantidad de THC en la sangre variará según el tipo de cannabis que se haya consumido y su concentración de tetrahidrocannabinol.
¿Cuál es el tiempo ideal para conducir después de fumar marihuana?
Si deseas conducir, pero antes fumaste marihuana, es ideal que esperes por lo menos seis horas después de consumir cannabis, que contenga menos de 35 mg de THC. Si has fumado más de esta cantidad, por consiguiente debes esperar más tiempo.
Si comiste o bebiste productos de cannabis como bebidas con CBD que contengan menos de 18 mg de THC, es recomendable esperar ocho horas.
Opiniones profesionales sobre manejar marihuano
Proyecto canadiense de ley federal
Según el proyecto canadiense de ley federal, la conducción con un THC mayor a dos nano gramos por mililitro de sangre se ha convertido en una infracción. Es complicado para el usuario saber el tiempo suficiente que puede llevar eliminar el THC por debajo de este límite.
Jean-Sebastien Fallupsicólogo de la Universidad de Montreal especializado en adicción y drogadicción
“La ciencia dice que, en general, el promedio es de cuatro a seis horas después del consumo, cuando alguien es capaz de conducir “.
Scott Purdon, neuropsicólogo de la Universidad de Alberta
“Las estimaciones de cuatro horas y seis horas encontradas en la literatura científica, son solo opiniones.”
“Todavía no hay mucha ciencia”, dice el Dr. Purdon. Él cree que se necesita más investigación para comprender mejor los efectos del cannabis en el cuerpo.
“La mayoría de los consumidores han informado que los efectos desaparecen después de dos a cuatro horas”, dice Purdon. “La gente nota que algo cambia. Pero, ¿la sustancia se ha eliminado lo suficiente de su cuerpo para que pueda conducir de manera segura? Esta es otra pregunta sin respuesta.”
¿Cuál es el límite permitido de THC para manejar?
Existe un límite legal permitido de THC para manejar marihuano, el cual es de Δ9-tetrahidrocannabinol (THC). Las autoridades competentes realiza exámenes o pruebas de detección donde recolectan muestras de:
Sangre (concentración en sangre)
Orina y/o DE
Aliento
¿Qué medidas se pueden tomar para prevenir conducir con marihuana en el organismo?
Estas son algunas consideraciones o medidas que se pueden tomar para prevenir que algunas personas manejen después del consumo de cannabis:
Educar al público sobre los peligros de conducir bajo los efectos de la marihuana.
Aplicar leyes y sanciones más estrictas por conducir bajo los efectos de la marihuana.
Proporcionar opciones de transporte alternativas y seguras o un conductor designado para las personas que consumieron cannabis.
Aumentar los esfuerzos de aplicación de la ley para detectar y prevenir la conducción bajo los efectos de la marihuana.
Ofrecer programas de educación y apoyo para individuos que luchan contra el abuso de sustancias.
Fomentar el consumo responsable de marihuana y abogar por la moderación.
Manejar marihuano, puede causar ciertos peligros, tanto para el conductor como para los transeúntes. Por ello es importante considerar los tiempos adecuados para manejar después de consumir alguna sustancia que altere tu cuerpo o que haga andar high. Descubre más contenido interesante en La Marihuana.
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