Galletas, flanes, bizcochos, ensaladas, pizzas, carnes, pescados, pastas… la lista del recetario a la que le podemos añadir cannabis es interminable y el límite lo pone el consumidor. Pero si te preguntas cuales son las diferencias entre comer y fumar marihuana, no te pierdas este post.
Diferencias entre comer y fumar marihuana
Las diferencias entre ambos métodos de consumo son más de las que en principios cualquiera sin conocimientos se puede imaginar.
El THC se absorbe de forma diferente
Cuando se ingiere cannabis, el THC (principal compuesto psicoactivo del cannabis) es metabolizado por el hígado. Este lo convierte en 11-hydroxy-THC.
El 11-hydroxy-THC es un metabolito activo y particularmente eficaz en la penetración de la barrera hematoencefálica, lo que se deriva en una intensidad más elevada.
Cuando se inhala el THC, en cambio, este cannabinoide sufre un proceso metabólico diferente. En lugar de primero pasar por el estómago y por el hígado, viaja directamente al cerebro.
Ésta es la principal razón por la que los efectos del cannabis fumado o vaporizado se aceleran y disminuyen más rápidamente que cuando se ingiere.
Efectos y duración de comer y fumar marihuana
La regla de oro de los comestibles de cannabis es la de empezar con pequeñas cantidades. Y tras consumir, ser paciente.
Debido a la manera en que se metabolizan los cannabinoides cuando se ingieren, pueden tardar de 60 a 120 minutos en comenzar a hacer efecto. Además estos pueden durar por otro lado varias horas.
Estos efectos por lo general son corporales y más fuertes, junto con una subida casi psicodélica en grandes dosis. Las cantidades más pequeñas producen efectos más suaves y llevaderos.
En comparación con el cannabis fumado o inhalado, ofrecen una menor concentración de cannabinoides en el torrente sanguíneo.
La ingestión introduce del 10 al 20 % de THC y otros cannabinoides en el torrente sanguíneo, mientras que el cannabis inhalado entre el 50 o 60%.
Los efectos del cannabis inhalado son casi instantáneos, con un pico durante los primeros 10 minutos y se disipan rápidamente a partir de los 30 a 60 minutos.
Los comestibles son más difíciles de administrar
Determinar el contenido de THC de un comestible no es fácil. Y debido a los efectos retardados después de ingerirlos, los consumidores a veces pueden superar la dosis ideal. O quedarse cortos.
La marihuana inhalada o vaporizada tiene unos efectos casi instantáneos que permiten al consumidor calcular la dosis necesaria. El propio cuerpo nos avisa cuando estamos fumando demasiado.
Cantidades muy elevadas de THC no matarán a nadie, pero los efectos pueden llegar a ser muy desagradables en las siguientes horas. Responsabilidad y paciencia deben tenerse muy en cuenta a la hora de ingerir cannabis.
Una dosis prudente de marihuana ingerida serían 0,3-0,4 gramos por persona. Así que si cocinas con marihuana llega a ser bastante sencillo hacer un cálculo.
Si por ejemplo se usan en un bizcocho 5 gramos de marihuana, aproximadamente obtendremos 13-16 dosis o porciones de 0,3-0,4 gramos.
La cantidad de hierba que cada persona debe tomar siempre pueden ser muy variables en función de la variedad, tolerancia e incluso el llamado Set & Setting.
Comer y fumar marihuana: ¿cual es la alternativa más saludable?
Muchas personas son las que cada vez se interesan más en los comestibles, siendo a día de hoy la alternativa más saludable por encima de la vaporización. Y también la más recomendada cuando se habla de consumo terapéutico.
Además por sus efectos más prolongados, proporciona un alivio más duradero en síntomas como el dolor. De entrada eliminamos los agentes tóxicos producidos en la combustión, uno de nuestros principales enemigos.
Pero a la hora de cocinar con marihuana también se debe tener en cuenta su procedencia. No queremos que cualquier pesticida usado a última hora termine en nuestro estómago.
Preparación
Pues ni que decir tiene que si queremos comer marihuana habitualmente, tendremos que dedicar tiempo a cocinar con ella.
Hacer un porro es cuestión de segundos. Y el que no sepa hacérselo porque no tiene el hábito, siempre tiene la opción de comprar una liadora automática que son baratas.
Pero cocinar con marihuana requiere cierto trabajo. De entrada, los cannabinoides no son hidrosolubles, es decir que no se disuelven en agua. Son liposolubles, lo que significa que se disuelven en materiales grasos (o disolventes).
Si añadimos un cogollo de cannabis en agua hirviendo, no conseguiremos absolutamente ningún efecto si nos lo tomamos. Necesitaremos siempre un ingrediente graso como pueden ser mantequilla, aceite, leche entera o nata.
El aceite y la mantequilla son ingredientes que se pueden añadir a muchas recetas. Lo común entre los cocinillas cannábicos es hacer una buena cantidad de aceite o mantequilla de marihuana para usarlo y que dure varios días.
La descarboxilación
La descaboxilación oxidativa es un proceso en el cual los cannabinoides que se encuentran en estado ácido, se conviertan en su forma neutra.
La marihuana en sí apenas contiene THC, sino que contiene THCA. El THC es psicoactivo, pero el THC no lo es. Lo mismo ocurre con el CBD que se encuentra en su forma ácida CBDA.
Si te preguntas entonces por qué al fumar un porro te colocas, es simplemente porque la descarboxilación sucede cuando se aplica determinado calor a la hierba. La propia combustión de porro convierte el THC en THCA.
La temperatura de descarboxilación del THC ronda los 110ºC. Por lo tanto si se quiere cocinar con cannabis y disfrutar de sus efectos psicoactivos, es preciso descarboxilar la hierba.
Existen dos maneras principalmente. Una es hacerlo integrándola en alguno de los ingredientes grasos que antes comentamos. Basta infusionar la hierba a 110º en leche, aceite, nata o mantequilla durante unos 30-40 minutos.
La otra forma es hornear la hierba a la misma temperatura y durante aproximadamente el mismo tiempo. El polvo de cannabis lo podremos usar después en muchas recetas, tanto con elaboración fría como caliente.
Comer y fumar marihuana: conclusión
El método de consumo no sólo dependerá de los gustos de cada persona, pero también de las necesidades. Entre comer y fumar marihuana existen claras diferencias, con ventajas y desventajas. Y esto nos plantea una pregunta: ¿por qué no disfrutar de ambas?
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