El cannabis es una planta de temporada. Las fechas apropiadas para su cultivo en exterior son los meses de primavera y principios de verano. Pero son algunos cultivadores que desafiando al clima, realizan el llamado cultivo invernal. En este post te explicamos en qué consiste y como lo puedes hacer.
¿Qué es un cultivo invernal?
Pues como se puede intuir, un cultivo invernal es un cultivo que se realiza en exterior a lo largo del invierno. Pero también cabe destacar que el invierno no es igual todas las zonas.
Por ejemplo mientras en el norte de España suelen ser meses muy lluviosos y fríos, en el sur de España las lluvias no son tan frecuentes y aunque las temperaturas son bajas, pero no excesivamente bajas.
Esto permite a muchos cultivadores enfrentarse al clima. Pero a la hora de decidirse a cultivar en exterior en invierno, se deben tener en cuenta algunos aspecto que vamos a contar en este post.
El clima lo es todo
Lo primero es analizar el clima. Nadie mejor que cada uno conoce su clima y es el propio cultivador el que decidirá si un cultivo invernal es viable o no.
Lo más importante es que se dispongan de buenas horas de sol. Además si lo más común en esas fechas son lluvias y cielos cubiertos, no vale la pena ni intentarlo. Sin sol, las plantas ni crecen bien ni florecen en condiciones.
La temperatura no es ni mucho menos el factor determinante. Las plantas de cannabis soportan muy bien las temperaturas bajas en las zonas aéreas.
Son las raíces las que peor llevan el frío. Por debajo de los 14-15 ºC comienzan a mostrar serios problemas para asimilar los nutrientes. Y por debajo de los 12-13º, las plantas morirán.
Es por ello que ante todo se deben proteger las raíces del frío. Para esto se puede optar por macetas de color oscuro que absorberán más calor que las de colores claros.
También sobre el sustrato es interesante poner algo que sirva de aislante térmico, como un plástico negro, una cobertura de paja o losas…
Comprender el fotoperíodo para un cultivo invernal
Las plantas de cannabis crecen cuando los días crecen, y florecen cuando los días decrecen. En exterior, las plantas crecen a lo largo de la primavera y principios del verano, hasta que los días se comienzan a cortar.
Las plantas de marihuana entonces reciben una señal que les indica que el otoño se aproxima. Así que se deben apurar para completar la floración antes de que el frío y las lluvias pongan en riesgo la cosecha.
Hacemos un paréntesis para diferenciar el comportamiento de las semillas y esquejes ante un fotoperíodo de floración.
Una planta nacida desde semilla, no florecerá hasta que alcance la edad sexual adulta. Esto suele suceder pasadas las 4-5 semanas desde la germinación.
Aunque le induzcamos la floración antes con un fotoperíodo de menos de 12 horas de luz, no florecerán hasta pasado el mes de cultivo.
Los esquejes en cambio, al ser una copia genética de su madre, también tiene su misma edad sexual, que puede tranquilamente ser más de 20 o 30 años.
En el momento que a un esqueje se le proporcionen 12 o más horas de oscuridad, comenzará a florecer tenga el tamaño que tenga.
Es decir que un esqueje recién enraizado y con apenas 4cm de altura, con un fotoperíodo constante de 12/12 comenzará a florecer en poco tiempo.
Además, a partir de finales de diciembre, comienzan a aumentar la duración de los días y a disminuir la duración de las noches.
Si se comienza un cultivo invernal demasiado tarde, se corre el riesgo de que las plantas se vean afectadas. En el peor de los casos no llegarán a finalizar la floración y comenzar a revegetar.
Como muy tarde se debería cosechar a finales de abril. Si es más tarde, quizá no se llegue a cosechar. Así que conviene calcular muy bien en que momento comenzar.
Nos encontramos que si comenzamos de semilla, el cultivo mínimo se nos irá a los 3 meses en total. Y la opción de comenzar un cultivo en enero no es viable.
Por un lado las plantas necesitarán buenas horas de sol para crecer. Si no, apenas crecerán y pasado un mes florecerán tengan el tamaño que tengan, que será más bien escaso.
Y por otro, las temperaturas del mes de enero son bajas. Demasiado para que una pequeña planta llegue en muchos casos a sobrevivir.
Crecer dentro, florecer fuera
La opción más sensata por lo tanto, es crecer las plantas en interior y sacarlas al exterior a finales de febrero o principios de marzo.
En interior, el cultivador maneja las fases del cultivo a su antojo. Puede hacer que la fase de crecimiento se prolongue el tiempo que desee. En cuanto reduzca las horas de luz a 12, las plantas florecerán.
Así que podremos prolongar el crecimiento y conseguir unas plantas con una buena altura para que comiencen la floración. Y de paso nos evitamos los fríos meses de enero y casi todo febrero.
En exterior y en invierno, las horas de oscuridad son superiores a 12. Lo que significa que unas plantas en un interior en fase de crecimiento si se sacan al exterior con menos de 12 horas de luz, comenzarán a florecer.
Pero además es también muy importante la elección de la variedad. Principalmente se optarán por variedades de floración rápida, Indicas o al menos inferior a 2 meses.
También en un cultivo invernal las plantas están sometidas a más humedad que en un cultivo de temporada. Si es el caso, no optes por variedades de gran densidad floral.
En cualquier caso, debemos calcular el período de floración de la variedad que vayamos a cultivar, para asegurarnos de cosecharla antes de la fecha límite.
Cómo afecta el frío a las plantas
Como ya hemos comentado, son las raíces las que más sufren las bajas temperaturas invernales. Protegiéndolas y garantizando una temperatura agradable o al menos no demasiado fría, tendremos mucho ganado.
Algo muy característico de un cultivo invernal, son las tonalidades que adquieren las plantas de marihuana. Resulta algo realmente espectacular en muchos casos.
Variedades que cultivadas en verano son completamente verdes, en invierno y debido al frío tienden a adquirir unos preciosos colores oscuros, desde el negro hasta el púrpura.
Esto se debe principalmente a que las plantas con temperaturas bajas, las plantas muestras más dificultades para asimilar potasio, y en menor medida fósforo.
Y además también a la aparición de algunos pigmentos secundarios como las antocianinas y las carotenoides, responsables del color rojo o anaranjado de frambuesas, lombarda, cerezas, tomates o zanahorias.
También cabe destacar que las cosechas de cultivos invernales, tienes unos aromas y sabores más puros. La misma variedad cultivada en invierno y en verano, pueden llegar a parecer completamente diferentes.
En este caso se debe a las temperaturas. El calor del verano hace que los terpenos se evaporen para ejercer un efecto refrescante en la planta. Pero con el frío en cambio esto no sucede y la cantidad de terpenos es más numerosa.
Pero cualquiera que se decida a realizar un cultivo invernal, debe tener claro que e cuanto a producción, dejará mucho que desear comparándolo con un cultivo de temporada.
La gran cantidad de horas de sol y temperaturas altas marcarán la diferencia. Pero un cultivo invernal es un buen método de comenzar el año con buen pie siempre y cuando el clima lo permita.