El autobús turístico se detuvo frente al letrero de «Cannabis legal de venta aquí» en la entrada del antiguo hotel Casa Blanca en la popular zona turística de esta ciudad, cuando una joven que desea fumar desciende de un salto.
«¿Esto es todo?», pregunta, paseando por el acogedor patio del lugar.
Un empleado comienza a escoltarla sobre una alfombra roja para ingresar al Lounge 2727 para no fumadores, donde los camareros sirven bebidas, los turistas toman selfies y el reggae se escucha de fondo, cuando se detiene y dice abruptamente: «¡No! Iremos a Island Strains».
El empleado se dirige a su derecha. La joven se encamina a una puerta de seguridad, muestra su identificación y espera a que la llamen. Dentro, camina hacia un rincón donde un practicante médico (que no es en realidad un médico) le hace algunas preguntas y luego, por 10 dólares, le entrega una tarjeta médica que le permite comprar marihuana cultivada localmente.
© Jacqueline Charles/Miami Herald/TNS Christopher «Birdheye» Gordon administra Island Strains Herb House en Montego Bay, Jamiaca. Gordon no tiene ningún inconveniente, dice, con la naturaleza restrictiva en Jamaica hacia las regulaciones sobre la marihuana medicinal.
Esta es la experiencia de la marihuana medicinal en Jamaica, donde el permiso para fumar legalmente toma unos cinco minutos. No se necesita una dirección local, no se requiere registro médico, ni siquiera se requiere un examen físico.
“En este momento, esto es un fenómeno”, comentó Christopher “Birdheye” Gordon, propietario de Island Strains Herb House, sentado dentro de la sala de fumadores donde los clientes pueden consumir cannabis en el lugar, a diferencia de en Estados Unidos, donde algunos estados apenas están proponiendo la idea de salones para fumar.
«Fumar en lugares cerrados», explicó, mientras encendía su tercer cigarrillo de marihuana bajo la vigilancia de las cámaras de seguridad obligatorias, «es un fenómeno, es innovador. … Jamaica está avanzada en ese sentido».
Quizá.
Dos años después de que Jamaica comenzó a otorgar licencias de cannabis para usos médicos, terapéuticos y científicos, el primer país caribeño en despenalizar la marihuana, o ganja, como se le conoce aquí, sigue pasando apuros para encontrar su equilibrio en la esfera legal de la marihuana medicinal y capitalizar la explosión de la industria mundial de la marihuana. Pero tratar de regular una industria que sigue siendo un mega mercado negro y no entrar en conflicto con las leyes internacionales antinarcóticos y otras obligaciones internacionales de Jamaica significa operar mucho en la zona gris.
© Jacqueline Charles/Miami Herald/TNS Machel Emanuel tiene un invernadero en el campus de la Universidad West Indies Mona, donde lleva a cabo investigaciones sobre las cepas de la marihuana.
El temor a una reacción negativa de los Estados Unidos y las Naciones Unidas (en virtud de un tratado de la ONU de 1961 firmado por Jamaica, el cannabis se considera una droga peligrosa), dicen críticos y partidarios, ha dado lugar a un exceso de precaución: nadie involucrado en la industria de esta hierba puede usar cuentas bancarias, los cultivadores tradicionales enfrentan obstáculos para el suministro de hierba cultivada localmente para aceites y otros productos terapéuticos, y las empresas internacionales están excluidas a pesar de una gran cantidad de conferencias que promocionan la experiencia del cannabis en Jamaica.
“Las regulaciones son muy burocráticas, muy estrictas. No tenemos un régimen bancario, no tenemos el financiamiento para apoyar a los agricultores, no tenemos estándares aprobados y no tenemos regulaciones de exportación”, explicó Paul Burke, director del programa de la Ganja Growers and Producers Association. “Todavía estamos en nuestros días pioneros, todo esto contribuye a empequeñecer a la industria”.
En virtud de la legislación sobre drogas enmendada de 2015 en Jamaica, las personas pueden poseer hasta dos onzas de ganja (aproximadamente 56 cigarrillos) sin exponerse a un arresto o a tener antecedentes penales. Los hogares también pueden cultivar hasta cinco plantas con fines médicos, terapéuticos u hortícolas, y los seguidores de la religión rastafari pueden usar la hierba con fines sacramentales.
La ley ha llevado a la eliminación de antecedentes penales para miles de jóvenes jamaicanos, en su mayoría pobres, por posesión de marihuana. También ha creado empresas locales como Ganjagram, una aplicación móvil que permite a los fumadores conocer sus derechos, y saber dónde se ubican las casas de hierba.
En las casas de hierba, los turistas y lugareños gastan entre 10 y 20 dólares por gramo a aproximadamente 420 dólares por onza de ganja con nombres como «Girl Scout Cookies», «Train Wreck», «First Lady» y «Blue Cheese».
Por un lado, es un ambiente de cannabis muy liberal. Por otro, es muy estricto, en el cual las autoridades insisten en que el tráfico de la hierba, desde y hacia la isla, continúa siendo motivo de procesamiento judicial.
“Entendemos dónde debemos estar cuando se trata de la ley y el orden”, dijo Delano Seiveright, director de la Autoridad de Licencias de Cannabis, que regula la industria de la marihuana medicinal. “Hay personas que continúan cultivando ganja ilegalmente en toda Jamaica, la policía continúa encerrándolos y el sistema continúa procesándolos”.
El año pasado, durante una reunión en San Vicente y las Granadinas, la Comunidad del Caribe de 15 miembros, Caricom, finalmente dio a conocer su tan esperado estudio sobre el cannabis. Los líderes señalaron que si bien hubo una gran cantidad de apoyo y entusiasmo por reformar las leyes sobre la marihuana en sus países, el Caribe se arriesgó a quedarse atrás ya que Canadá y un número creciente de estados en EU permiten la marihuana medicinal y en algunos casos la legalizan para uso recreativo.
© Jacqueline Charles/Miami Herald/TNS Hip Strip, en Montego Bay y popular entre los turistas, tiene dos dispensarios de marihuana medicinal donde con una tarjeta médica de un médico general permite al portador comprar marihuana y fumer en el interior.
El informe señaló que en el caso de Jamaica, donde la marihuana fue prohibida por primera vez en 1913 después de ser introducida por trabajadores bajo contrato procedentes de las Indias Orientales, los arrestos criminales por posesión de ganja disminuyeron significativamente y muchos escépticos se convirtieron. El problema actual, sin embargo, se relaciona con los acuerdos de licencia.
Seiveright no lo niega. De las 600 solicitudes de licencias de cannabis, la autoridad de concesión de licencias ha otorgado menos de 40 y ha dado su aprobación condicional a otras 200, dijo. Las regulaciones bancarias, que evitan que las ganancias de las ganja sean bancarizadas, son la razón principal para la baja emisión de licencias, dijo Seiveright.
Si bien Jamaica, una antigua colonia británica, es un país independiente, sus bancos dependen de sus socios bancarios en los Estados Unidos para procesar las transacciones en dólares estadounidenses. La preocupación por el lavado de dinero y los laxos requisitos de registro y conocimiento de los clientes han llevado a algunos bancos corresponsales de los EU a poner fin a sus relaciones internacionales de banco a banco con los del Caribe y Centroamérica a lo largo de los años.
“Al igual que en los Estados Unidos, las mismas reglas que respetan los bancos están teniendo un impacto negativo en los negocios de marihuana, no solo en Jamaica sino en todo el mundo”, detalló Seiveright. “Hay una incapacidad de los bancos en Jamaica y en otros lugares para abrir cuentas relacionadas con el cannabis a pesar de que algunas de estas cuentas de cannabis serían legales según las leyes de Jamaica.
“Incluso muchas de las compañías con licencia aquí en Jamaica, literalmente, tienen un gran desafío para tener acceso a los servicios bancarios”, agregó. “Los problemas con la banca deben resolverse para abordar muchos de los problemas que estamos teniendo y las soluciones para la banca no están en Jamaica, sino que están fuera».
Ese no es el único problema.
Burke indicó que Jamaica carece de tecnología, experiencia en el extranjero e investigación para ser un actor importante en el campo de la marihuana medicinal, donde el ambiente está cambiando más rápido de lo que los gobiernos pueden redactar leyes.
“No hay fondos para la investigación del cannabis, por lo que nos estamos quedando atrás. Como país que estuvo a la vanguardia de la investigación sobre el cannabis en los años 60 y principios de los 70, estamos muy por debajo de la línea”, advirtió, refiriéndose al programa de investigación de ganja que comenzó en la Universidad de las Indias Occidentales y fue recientemente revivido.
Floyd Green, ministro de Estado en el Ministerio de Industria, Comercio y Agricultura de Jamaica, declaró que el gobierno actualmente está tratando de resolver algunos de los problemas, especialmente los relacionados con los cultivadores. En las próximas semanas, el país planea lanzar un programa piloto para ayudar a los productores de ganja tradicionales a hacer la transición al espacio regulado.
“Hemos tenido algunos desafíos”, admitió Green. “Pero estamos tratando de asegurarnos de que estamos enfocados en el desarrollo de la industria, su expansión y el desarrollo de productos”.
Si bien el cannabis no es para todos, lo que representa para Jamaica se puede escuchar en la música de liberación de iconos del reggae como Peter Tosh, cuya canción “Legalize It” de 1976 fue una oda para los amantes de la ganja en todas partes, y el rastafari convertido Bob Marley, quien una vez describió a la hierba como la “curación de la nación”.
Angela Brown Burke, actual miembro del parlamento para el opositor Partido Nacional Popular, quien fue pionera en la legislación sobre la despenalización de la ganja, cree que es hora de que Jamaica legalice la ganja.
“Necesitamos establecer un régimen para permitir que las personas que la usan (por recreación) la llamen tal como es, sin fingir que es otra cosa”, destacó la legisladora, quien está casada con Paul Burke.
Rávn Rae, quien dirige una tienda de artículos para fumar y vapear en Kingston, señaló que el uso recreativo legal es donde está el dinero real. Pero para llegar allí, explicó, la autoridad de licencias debe permitir que la industria de la marihuana medicinal crezca. En este momento, se está desacelerando con el papeleo y los requisitos como cercas altas, títulos de propiedad y cámaras de seguridad para los cultivadores.
“Sé que Jamaica es conocida por la hierba. Sé que también somos conocidos por muchas actividades ilícitas que la rodean como nuestro comercio de drogas, y comprendo la intención de (la autoridad que otorga las licencias) de intentar crear este organismo regulador libre de corrupción”, concluyó Rae, de 33 años. “Pero también están haciendo que ese comportamiento estricto los ciegue ante el pensamiento lógico”.