A la hora de fumar cannabis con un grupo de amigos o conocidos, existen una serie de normas no escritas que inconscientemente todos cumplimos. O al menos deberíamos cumplir. Si no las cumples, toma nota.
La marihuana con amigos se comparte
No debe uno hacerse un porro y fumárselo en presencia de todos sin invitar nada más que al humo que puedan aspirar.
Y sino, fúmatelo tú sólo y vuelve una vez lo hayas terminado. Mientras ese rato, nosotros aprovecharemos para criticarte con motivo.
Y sino, después mira para nosotros mientras nos fumamos uno tras otro. Quizá el día que quieras entrar en la dinámica de compartir porque no tienes, seamos nosotros los que nos vayamos a fumar donde no nos veas.
El que lía el porro, lo peta
Hay una ley no escrita y sagrada, a quien ose quebrantarla le puede caer sobre su pecho la maldición de la calada atravesada: el que lo lía, lo peta.
Da igual de quien sea la hierba, el papel, el grinder o la casa. El que pone las manos para liárselo, tiene el derecho y honor de encenderlo antes de pasarlo.
Si te puede el ansia, hazte uno, lo enciendes y lo rulas. Los primeros porros los hace cualquiera, cuando ya la motricidad se ve afectada, agradecerás el tercer o cuarto turno de lo que sea que te llegue.
Si no sabes liarte un porro, deja que lo líe quien sí sepa
¿Te sabes liar un porro? ¿No? ¿Entonces qué leches haces tirando hierba y gastando papel? Las reuniones no son momento para heroicidades, experimentos o excusas.
Si no sabes, ya practicarás en otro momento y con tu hierba, que la mía mis esfuerzos me cuesta conseguirla para que termine en el suelo.
Estás aquí entre 7 amigos que liamos porros mejor que la Philip Morris cigarros, y quieres que fume un churro que no sé ni por donde cogerlo y lleva más papel que marihuana? Anda, trae para aquí que nos tienes contentos…
Los turnos de fumar
Seguro que en tu grupo de amigos hay uno al que le cuesta pasar el porro. Y seguramente no es porque se lo que fume, si no por el llamado complejo del Jedi.
Y es que son felices con un sable láser en la mano, contando sus batallas contra el lado oscuro mientras los presentes se dirigen miradas entre sí y dirigidas al porro.
Y mientras el porro, lleva media hora apagado o bien se está consumiendo mientras él sigue braceando. El primero en recordarle que fuman todos, siempre recibe una silenciosa ovación a la vez que todos respiran al fin aliviados.
El porro siempre se pasa a la derecha
El porro siempre se rula a la derecha. ¿A qué tienes un amigo que tiene la curiosa costumbre de pasarte el porro como el balón Ronaldinho, forzando la mirado hacia otro lado? ¿Nunca te has peguntado por qué lo hace? Curioso…
Siempre se calcula cuantas caladas tocan por persona, en especial si se están catando variedades diferentes que todos quieres probar.
No te fumes medio porro y lo pases más quemado que el palo de un churrero. En una buena reunión de buenos amigos, todos fuman por igual.
Cuidado con tus babas
También seguro que en tu grupo hay alguien que tiene dificultades para retener fluidos y te pase el porro más babado que un buffet libre de ensalada en un criadero de caracoles.
Y que ya es difícil que un porro llegue a gotear saliva por el filtro, pero tiene la extraordinaria habilidad de hacerlo sin inmutarse.
No cuesta nada secarse los labios antes de fumar o dado el caso, secar con un mechero el filtro antes de pasar el porro. Siempre lo tiene que hacer otro por él mientras se pregunta que por qué lo hará.
No seas un buitre
El buitre es un ave carroñera. El buitre vuela y espera. Tiene paciencia y es persistente. Tampoco duda en hacer empleo de otras malas artes como la camelación y el sigilo.
En cuanto te das cuenta, el porro ha volado. Se detectan rápidamente, porque pese a que no invitan nunca, siempre tienen un porro en la mano y que curiosamente no es suyo.
Los buitres no tienen un área de caza, si no que tienen varias. Desconfiad siempre de los buitres, suelen ser amigos cuando tienes hierba, y te dejan de lado cuando no la tienes.
Saber cuando dejar el porro
El intolerante llegará a ser el que alegre la fiesta a los presentes en un momento dado. El intolerante es siempre uno de los mejores amigos, tranquilo donde los haya.
No es en absoluto una persona que no tolere opiniones o actuaciones y se enerve a la mínima. Simplemente no tolera la marihuana.
A las pocas caladas se puede ver cómo sus ojos iluminan como un faro y sus risas contagian a los presentes. También se apaga como un faro, y cuando su piel cambia de color al blanco, será el fin del intolerante esa noche.
Sé un ecologista
El ecologista es un amigo que una vez terminada la fiesta, se preocupa de que todo el lugar quede igual que cuando se llegó. O más limpio incluso. Es un héroe sin capa y un ejemplo a seguir por todos.
Recoge colillas, chustas, papeles, filtros y cualquier resto que otros han ido esparciendo, para tirarlo en un contenedor que curiosamente había a dos metros.
Posiblemente no sea el que esté en las mejores condiciones, pero siempre recuerda que el medio ambiente debe ser un patrimonio eterno.