Un residente en un centro de discapacidad de Ferrol pidió autorización a la Agencia Española de Medicamentos, asegurando que la marihuana le alivia los fuertes dolores de su grave lesión medular que no calman los opioides.
Juan Manuel Rodríguez Gantes tendrá que seguir recurriendo al mercado negro y a un club de usuarios de Ferrol para procurarse la marihuana que él asegura le alivia los fuertes dolores consecuencia de la tetraplejia que padece desde hace más de 30 años a causa de un accidente. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) del Ministerio de Sanidad ha rechazado la petición que presentó el año pasado para que le autorizase a cultivar cannabis con fines medicinales, una licencia de la que actualmente disponen para producción o investigación 22 entidades en España.
El caso de Juan Manuel Rodríguez Gantes es especial no sólo por la grave lesión medular que padece desde los 18 años, cuando se tiró al mar desde unas rocas en la playa de Lazareto de A Coruña y se dio de cabeza con el fondo; también lo es porque casi desde entonces reside en una centro de personas con discapacidad de Ferrol, titularidad del Imserso, donde el uso de la marihuana está prohibido. La propia dirección del centro le denunció hace años, cuando montó en su habitación un pequeño cultivo en un armario de invernadero con sus focos y sus ventiladores. El asunto fue archivado, pero el juez le aconsejó que no volviera a hacerlo.
«Mi dificultad es que estoy en un centro. Si estuviera en mi casa, aunque fuera oculto, podría tener mis plantas. Por eso también salió la idea de pedir la autorización a la Agencia Española de Medicamentos», explica Juan Manuel a Público. El Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo de Cannabis, una organización española de expertos en diferentes ámbitos de la planta, fue la que le asesoró y ayudó a presentar la solicitud.
La lesión medular le produce mucha espasticidad y dolor neuropático. Y para mitigarlo, ha llegado a tomar hasta treinta, cuarenta pastillas diarias, entre analgésicos, relajantes musculares, opioides y otros medicamentos
En la introducción de la solicitud a la AEMPS, que ahora ha sido rechazada, se expone: «Juan Manuel Rodríguez Gantes lleva más de 30 años padeciendo una serie de patologías que le impiden vivir de forma digna. Los servicios sanitarios han recetado antidepresivos, antiepilépticos y opioides para intentar mitigar sus dolores crónicos tomando a diario una gran cantidad de medicamentos. Llega un momento en el que Juan Manuel decide empezar a consumir cannabis con el objetivo de buscar una alternativa a la medicina tradicional y su situación comienza a mejorar, se reduce la ansiedad, el insomnio y por supuesto los dolores que sufría, mejorando así su calidad de vida. Las evaluaciones sanitarias posteriores a este cambio son claras, aunque limitadas por el tratamiento que recibe una sustancia como el cannabis. En cualquier caso, se emite un informe en el que se hace un balance sobre el consumo de cannabis y cómo este afecta positivamente a sus patologías, es decir, los efectos beneficiosos del cannabis superan ampliamente a los negativos».
La lesión medular le produce mucha espasticidad y dolor neuropático. Y para mitigarlo, ha llegado a tomar hasta treinta, cuarenta pastillas diarias, entre analgésicos, relajantes musculares, opioides y otros medicamentos. «Fue una escalada de medicación desde el accidente, primero 6, luego, 12, luego 15, 25, 30 y hasta 40 pastillas que me provocaban problemas estomacales, somnolencia. Si tomabas pocas, no te hacían nada, y si tomabas muchas, te quedabas zombi», recuerda Gantes.Te puede InteresarEl extracto de CBD puede reducir las convulsiones al menos un 50 por ciento en aproximadamente la mitad de los niños con epilepsia según un gran estudio clínico
Con el cannabis, en cambio, asegura que le ha ido bastante mejor. Le ayuda a aliviar más los dolores, a controlar las horas de sueño, y le permite llevar una vida más normal. «Ahora –dice Juan Manuel- sigo tomando medicinas, relajantes musculares, porque la marihuana tampoco es magia. Y puedo hacer una vida más o menos normal, voy tirando. Y he dejado de tomar los fármacos más fuertes para el dolor».
Gantes: «Es la hipocresía de siempre»
Este usuario del cannabis terapéutico pretendía obtener autorización de la Agencia Española de Medicamentos para cultivar en una finca que le había ofrecido un amigo, respetando, según él, todas las medidas de seguridad requeridas, un cultivo del que obtendría las plantas necesarias para su consumo personal durante todo el año. Pero de momento tendrá que conformarse con lo que le venden en el mercado negro y con lo que facilitan en el club de usuarios de Ferrol donde ahora se abastece, arriesgándose a que le vuelva a parar la policía por el camino, como ya le ha pasado alguna vez, y le impongan una multa por tenencia de droga.
«Me parece que esto que han hecho es la hipocresía de siempre, que ponen tantas trabas a la marihuana, que es una medicina, pero no al alcohol y al tabaco. Hay mucha hipocresía, mucho politiqueo barato, y no se preocupan por los pacientes. No les interesa el autocultivo, porque no paga impuestos, claro. Les interesa la industria farmacéutica», afirma Juan Manuel, haciendo referencia a las autorizaciones que concede la AEMPS para cultivo de cannabis medicinal a entidades públicas y privadas, algunas de ellas propiedad de empresas extranjeras y multinacionales, cuya producción tiene que ser exportada al no estar regulado su uso en España. «A mí me lo prohíben –recalca-, pero por otro lado dan licencias para cultivar cientos de hectáreas y exportar la marihuana a otros países».
La AEMPS, a preguntas de este periódico, no ha querido revelar la causa del rechazo a la petición de este usuario de cannabis medicinal, afirmando que, por cuestiones de confidencialidad, no puede facilitar datos sobre los procedimientos administrativos. Según la Agencia de los Medicamentos, en 2021 recibió un total de 76 solicitudes de autorización para cultivo de cannabis con fines médicos y científicos, de las cuales, hasta la fecha, han sido aprobadas 29. Gantes dice que se lo han denegado porque no conceden licencia a un particular, sólo a empresas o entidades. Pero él está estudiando recurrir la decisión.
De momento, él va a esperar al resultado de la subcomisión que se ha constituido en el Congreso de los Diputados para estudiar las experiencias de otros países que han regulado el uso medicinal del cannabis con vistas a una posible legalización en España. La subcomisión empezará a trabajar previsiblemente el próximo mes de febrero y los dos grupos que forman el gobierno de coalición progresista, PSOE y Unidas Podemos, prevén que en el primer semestre del año tenga ya listas sus conclusiones.
«Vamos a ver qué sale de esa subcomisión –advierte Juan Manuel Rodríguez Gantes- y luego decidiremos. Vamos a ver qué proyecto de ley sacan, si reconocen el autocultivo para que yo pueda tener mis plantas, que es lo más natural, sin necesidad de tener que recurrir a las productos de las farmacéuticas y las multinacionales. Tienen que ser valientes y dar el paso».
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Y mientras en el Congreso se llega o no a alguna conclusión sobre el uso terapéutico del cannabis en España, Juan Manuel tendrá que seguir desplazándose en su silla eléctrica al club y a «zonas peligrosas» de Ferrol donde le venden la marihuana, jugándose que le impongan otra multa de la Ley de Seguridad Ciudadana, de la llamada Ley Mordaza que sanciona con un mínimo de 600 euros la tenencia de droga en la vía pública, un mínimo enorme para alguien que tan sólo percibe una pensión no contributiva.
Ejemplo de la lucha por el reconocimiento del autocultivo
El Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo de Cannabis presentó el caso de este usuario de Ferrol como un ejemplo de su defensa de un modelo de regulación en el que las personas estén por encima de la industria farmacéutica y se legalice el autocultivo con el que se abastecen miles de consumidores terapéuticos y recreativos en España, en vez de favorecer únicamente, a su entender, la producción de las grandes empresas del sector.
Juan Manuel Rodríguez Gantes ha sido el protagonista de un documental que se realizó el pasado año, titulado ‘Marihuana para vivir’ y dirigido por Ricardo Carvajal, en el que se cuenta su lucha para conseguir una autorización que le permita cultivar para su propio consumo. Y en la presentación de ese documental, que aún no ha sido estrenado, Gantes llegó a afirmar: «Gracias a la marihuana he recuperado las ganas de vivir. Hace años, cuando empecé con este dolor, lo único que quería era morirme».
Gantes llegó a afirmar: «Gracias a la marihuana he recuperado las ganas de vivir. Hace años, cuando empecé con este dolor, lo único que quería era morirme»
El abogado del Observatorio que le ayudó a preparar la solicitud de la autorización de cultivo, Héctor Brotons, manifestó en esa presentación: «es intolerable tratar a Juanma como un delincuente. El autocultivo está permitido por una decisión marco de la Unión Europea, pero la normativa es ambigua. No hay salud sin dignidad. Es urgente que el Gobierno dé una solución a los miles de pacientes que hay en España que se encuentran en la misma situación que Juan Manuel».
Este grupo de expertos ha sido siempre muy crítico con lo que considera una falta de transparencia de la AEMPS en la gestión de la concesión y denegación de autorizaciones de cultivo de cannabis para investigación y uso medicinal, que se rige por una ley aprobada durante el régimen de Francisco Franco en 1967, que, a su juicio, es ambigua, incompleta y restrictiva.